El cementerio municipal de Mompox es una joya arquitectónica del siglo XVIII, es patrimonio histórico, monumento nacional, y es además la casa de decenas de gatos.
Este panteón, lleno de mausoleos imponentes y bóvedas antiguas, es vigilado por Tarsicio Martínez, quien hace diecisiete años ejerce las labores de sepulturero, jardinero, vigilante, doblador de campanas y hasta administrador. “Es es el único cementerio del pueblo, y todavía se hacen entierros en las bóvedas”, afirma.
“La tumba más antigua data del año 1753. Es una tumba que tiene una cruz de hierro arriba, donde están los restos de la madre del músico Sixto Vides Choperena”, relata Martinez. La madre de Vides Choperena es la tátara abuela de Totó La Momposina.
“El muerto más famoso del cementerio municipal de Mompox es el general José Hermógenes Maza Loboguerrero, amigo de Simón Bolívar en la época de la independencia”, cuenta Tarsicio, sentado en una mecedora, en la capilla que corona el cementerio, refugio de los gatos.
La historia del por qué de los gatos que viven en el cementerio involucra a una tradicional familia de la isla de Mompox, a quienes apodaban “Los Gatos”: la familia del exalcalde Victor Serrano Gómez.
Serrano tuvo un hijo llamado Alfredo Serrano Rubio que falleció súbitamente en Bogota. “Cuando Serrano Gomez venía a visitar la tumba de su hijo, junto a su esposa Luba Rubio, él observó que se acercaba una gata negra y empezó a traerle comida todas las tardes. Y ahí fue creciendo la cantidad de gatos”, explica Tarsicio. Actualmente hay poco más de veinte gatos, pero la cantidad ha llegado a sesenta.
El cementerio es uno de los lugares más representativos de Mompox. “Es mucha gente la gente que viene a diario a visitar el cementerio, de Colombia y de fuera, que ven aquí un gran atractivo turístico, por la historia”, concluye el sepulturero.