En Bogotá, donde estaba hospitalizado hace varios días, falleció este jueves el dirigente deportivo Carlos Salazar, por muchos años vinculado a la Liga de Fútbol de Bolívar e impulsor del balompié bolivarense. Se conoció que Salazar estuvo aquejado por una enfermedad en sus últimos años, y había vendido su tradicional restaurante Carbón de Palo y dejado la ciudad.
Salazar, hincha confeso de Independiente Santa Fe, alcanzó a ser parte de la junta directiva del equipo cardenal. Luego se residenció en Cartagena de Indias, y fundó una escuela de fútbol a la que bautizó Expreso Rojo, en honor a su amado equipo. Esa escuela terminó convirtiéndose en el segundo equipo de Cartagena, siendo campeón del Torneo Nacional de Primera C en 2002, y ascendiendo a Primera B en 2003, donde fue líder del torneo regular en dos ocasiones.
Expreso Rojo terminó yéndose a jugar a Sincelejo primero, y luego a varios municipios de Cundinamarca, y su ficha fue vendida. Su nombre fue cambiado y hoy es conocido como Tigres FC de Bogotá. Ese Expreso Rojo fue la base de uno de los procesos más exitosos en la historia de Real Cartagena: el de «los purasangre» liderado por Hubert Bodhert, con jugadores que Salazar cedió. Esa experiencia terminó en lo que Salazar siempre denominó «una traición» por parte de la familia Rendón.
Salazar fue directivo de Real Cartagena, de Santa Fe y de Expreso Rojo, y presidió la Liga de Fútbol de Bolívar. Estimado por toda la gente del fútbol bolivarense, se dedicó en el último tiempo a su restaurante Carbón de Palo en Bocagrande. Hace diez años decidió alejarse del fútbol por las «traiciones» que había sufrido, y legó su escuela a las personas que durante casi 30 años lo acompañaron en el sueño de Expreso Rojo.
Paz en la tumba de don Carlos.
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