Alguien tiene que decirle la verdad a los hinchas de Real Cartagena. Alguien tiene que ponerse los pantalones y apretarse el cinturón para contarnos qué es lo que está pasando. Porque no es normal, así lo quieran normalizar, que un entrenador renuncie un día antes de las finales, luego de una buena campaña. Y no es normal que un equipo de fútbol cambie tanto de un momento a otro.
Seguramente alguien podrá responder «es que así es el fútbol», y esa respuesta podría dejar tranquilos a algunos. Pero no a la mayoría de hinchas de Real Cartagena, no a los que ayer fueron al Jaime Morón, a pesar de todo lo que estaba pasando, a alentar a este equipo. Y sí, puede que este mal arranque perdiendo 0-4 en casa con Llaneros quede en el olvido, que Los Heroicos hagan un gran cuadrangular de aquí en adelante y lleguen a la final, y todos lo aplaudan. Pero alguien tiene que contar qué pasó.
Está bien que el fútbol tiene códigos, y que la inmensa mayoría de los involucrados en el fútbol siempre los respeten. Pero lo que está pasando con Real Cartagena amerita que alguien levante la mano para explicar. La hinchada, que por primera vez en varios años veía a un equipo con serias posibilidades de pelear el ascenso y retornar, después de diez horribles años, a primera división, necesita que le expliquen por qué todo parece irse al traste.
Señor Stiven Sánchez: la hinchada y la prensa lo tienen a usted como un hombre serio, que supo ganarse el aprecio y el respeto con lo que su equipo mostraba en la cancha. Que se vaya un día antes de las finales, con la campaña que hizo, y con el buen ambiente que se veía, no se entiende. Y que en su comunicado únicamente diga que se fueron «porque era el momento indicado por ciertas circunstancias» es inaceptable. ¿Cuáles son esas circunstancias, profe? Si usted creía en este proceso, si hacía parte de este proyecto, si conoce a la mayoría de estos jugadores desde sus inicios, si el club de su papá, Arco Zaragoza, es pieza fundamental en este trabajo… En pocas palabras, si este era su proyecto, ¿por qué se va?
Señor Renato Damiani: su silencio es abrumador. Yo sé, porque en reiteradas ocasiones lo ha manifestado, que usted y su socio Helmut Wennin prefieren el perfil bajo y son poco amigos de las entrevistas. Pero cuando se maneja a un equipo de fútbol profesional, aunque ustedes sean los que pongan la plata, hay que darle el lugar a los hinchas del equipo. La gente quiere saber qué pasó, y su silencio únicamente permite que se siga especulando cada vez más. Aprenda de los errores de su antecesor en ese cargo, de cuyo nombre no quiero acordarme, y no se quede callado.
Señores jugadores: de ustedes en la calle y en las redes se están diciendo muchas cosas. Y aunque generalmente, en todo el mundo, los jugadores son los que menos hablan, vale la pena que sus voces se escuchen. El único que ha dicho algo es el capitán Óscar Ramos en la rueda de prensa después del 0-4: «no estuvimos a la altura», señaló. Pero de la salida de Sánchez y su cuerpo técnico, situación que algunos les atribuyen a ustedes, no se ha dicho nada. Y aunque cada quien es amo de lo que calla y esclavo de lo que dice, como en el caso de los directivos, el silencio solo sirve para acrecentar los rumores de toda índole.
Señor Óscar Passo: usted es el más sacrificado en todo esto. Venía haciendo una plausible campaña en la Supercopa FCF, dominando a sus anchas el Grupo D, con puntaje perfecto, antes de tener que tomar el timón del primer equipo. Y aunque es quien menos tiene que decir de todos los personajes de esta historia, si nadie más lo hace, una palabra suya bastará para los hinchas.
Después de esto, ¿alguien va a sentirse tocado y alzar la voz para contarnos la verdad? Lo dudo. Pero valía la pena hacerles el llamado.