[Informe especial] Ángeles Somos: tradición que se resiste a desaparecer

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En los tiempos de la colonia, cuando los españoles gobernaban nuestras tierras, se empezó a forjar una tradición llamada Ángeles Somos, que a pesar de las nuevas dinámicas sociales que han surgido, continúa practicándose en la capital bolivarense.

Cuando el año está próximo a terminar y el ambiente de fiesta recorre los rincones de la fantástica, niños y jóvenes salen a las calles de su barrio y van de casa en casa pidiendo los elementos para, pasado el mediodía, realizar un sancocho colectivo donde todos comerán por igual. Ayudados por el estridente sonido de tapas, cucharas, ollas, piedras y pitos, van “pidiendo limosnas pa’ ellos mismos”, cantando los tradicionales coros de esta fecha: 1 de noviembre.

El origen de esta tradición se conecta con la celebración del “día de las brujitas” o “Halloween”, llevado a cabo el 31 de octubre, día anterior al sancocho. Según una cita presentada en el artículo “Halloween: De rito pagano a noche de fiesta” de New York Oxford University Press, el año de los celtas terminaba junto con el verano, el día 31 de octubre en nuestro calendario actual. Ese último día, los espíritus salían de los cementerios y podían apoderarse de los cuerpos de los vivos para así resucitar. Por esto, los celtas “adornaban” sus casas con calaveras, huesos y cosas desagradables, para ahuyentar así a los muertos.

En la Edad Media, se denominó Noche de Brujas. Y la Iglesia Católica, luchando contra las celebraciones paganas, destinó otra celebración para opacarla(…) Así, servía también como preámbulo para la fiesta de los Fieles Difuntos, que tiene lugar cada dos de noviembre, afirma Shirley Acosta en su artículo denominado “Ángeles Somos”, para la revista GPS.

La tradición de Ángeles Somos empieza entonces como una conmemoración de origen y naturaleza religiosa, y al ser impuesta la religión católica por los conquistadores españoles en territorio americano, la tradición se difunde y se mantiene de diferentes maneras en algunos puntos del continente.

A diferencia de otros lugares de Latinoamérica donde persiste la tradición, en Cartagena los niños piden comida en lugar de dulces. Esto se debe, según la socióloga y rescatista número uno de esta tradición, Rosita Díaz de Paniagua, al momento histórico de la tradición. “El pedir comida es una situación de una ciudad precapitalista”.

EL RESCATE

Aunque se resiste a desaparecer, hubo un tiempo en el que dicha tradición tomaba el camino contrario.

Hace 35 años, en 1983, los sonidos de las ollas y cantos de los niños y jóvenes se habían apagado, haciéndose necesaria la tarea de rescatar la tradición de Ángeles Somos en la ciudad de Cartagena. Coincidiendo con el año del aniversario 450 de La Heroica, Rosita Díaz de Paniagua pidió al Alcalde de la época, Antonio Pretelt Emiliani, que dentro de las fiestas de la Independencia de la ciudad se tuviera en cuenta la celebración del rescate de la tradición de Ángeles Somos, con tres objetivos específicos.

“El primero de nuestros objetivos era buscar que, por lo menos un día al año, el 100% de los niños de la ciudad tuvieran un plato de sopa, algo similar a los Días sin Hambre en otros lugares del mundo. El segundo objetivo era eminentemente social: buscar que ese día toda la sociedad se vuelque a mirar a los niños, como un pacto social. Y el tercer objetivo, era el rescate de la tradición como tal”.

Sin embargo, Díaz de Paniagua afirma que la tradición no ha logrado rescatarse al 100%, como ella lo desearía ver, sino a un 60%. Pero resalta el hecho de que se haya logrado que la gente volviera a hacer sancochos el primero de noviembre, y que instituciones como las universidades se hayan vinculado a la tradición.

Hoy

La tradición sigue en pie gracias al trabajo arduo de Díaz, quien cuenta este año con el apoyo del Instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena (IPCC), que asumió realizar un desfile y el Fondo Mixto de la Cultura y las Artes de Cartagena, que asumió la parte artística para la realización de dicha tradición.

Rosita expuso sus deseos de que esta tradición se fortalezca a través de un taller que impartió a las 32 candidatas del Reinado de la Independencia, quienes quedaron con la tarea de realizar sancochos en sus respectivos barrios, ya que al ser las caras visibles de las comunidades, son un medio para preservar esta tradición.

Por último, una expectativa que parece lejana, pero que con el apoyo estatal puede lograrse de manera pronta, es considerar a Ángeles Somos como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Ciudad.

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