El doce de diciembre, luego de varios meses en calma, jóvenes en riesgo del barrio San Francisco (zona deprimida en el norte de Cartagena que fue visitada por el Papa Francisco en 2017), se volvieron a enfrentar.
Pandillas como “Los trikisnaikis”, “Los wenceslaos”, “Los culturita”, “Los igualitos” y “Los pensionados” llevaban varios meses respetando un pacto de paz que se había firmado con intermediación de autoridades.
Pero en el sector África, ese día, un menor que acababa de recobrar su libertad tras algún tiempo recluido en Asomenores, se enfrentó con otro joven. Un violento enfrentamiento que atemorizó durante varias horas a los vecinos.
Una mujer, Hasbleidis Gaviria, tomó una foto desde su casa. A la mañana siguiente, con otros vecinos, miraron nuevamente la foto y vieron “el rostro del demonio”.
Jóvenes, adultos, ancianos. Todos veían la foto y reprendían la presencia demoníaca. Algunos lloraron, otros no quisieron volver a ver la imagen. Todos llegaron a la conclusión de que el diablo estaba suelto en San Francisco y por eso, habían vuelto las peleas.
La comunidad, atemorizada y preocupada, comenzó a pedirle a las autoridades que intervinieran. Pidieron exorcismos, oraciones. Y un pastor evangélico decidió acudir al llamado.
Se trata del pastor Esteban Acosta, reconocido por liderar la iglesia La Unción en el suroccidente de Cartagena, y por ser bastante mediático.
El pastor “lideró una jornada de oración para echar fuera espíritus imundos los cuales tienen azotado el lugar en medio de múltiples problemas”, según afirmó la oficina de comunicaciones de su iglesia.
Se hicieron obras de teatro, alabanzas y lo que ellos denominan “jornadas de liberación”.
“Hay cosas que en este mundo no se pueden explicar, pero nosotros como ente cristiano llegamos a hacer una especie de exorcismo, a declarar paz, ya que hubo rumores de que luego de una pelea se aparecieron imágenes extrañas”, relata el pastor Acosta.
Según el lider religioso, existen “espíritus que producen peleas”, y por eso decidió “llevar la palabra de Dios y ungir las casas”.
“Cuando oramos se sentía que lo malo estaba saliendo” sentencia el religioso. Y los testimonios de habitantes y líderes cívicos de la zona parecen confirmar que el exorcismo del pastor Acosta tuvo efecto, y sacó al demonio.
“Luego de la oración y liberación en el sector se siente un ambiente diferente”, dijo David Gamarra, líder comunal.