Raúl Porto Cabrales – Especial para PrimerTiempo.CO*
Del rincón de los recuerdos traemos un hecho deportivo ocurrido en Cartagena hace 65 años, como fue la llegada por primera vez en la historia de la Vuelta a Colombia en bicicleta a la costa Caribe, y por ende al “Corralito de Piedra”.
En 1957 este evento pedalero se empezaba a convertir en uno de los acontecimientos más importantes en el país. Desde su creación, en 1951, la idea de adelantar una competencia similar al Tour de Francia o al Giro de Italia, fue cobrando inusitado interés.
La VII versión tenía en su recorrido de 15 etapas un hecho original y era que su partida se daba en la Costa, descentralizando así su esquema. Un total de 78 pedalistas partieron a las 9 de la mañana del Paseo Bolívar de Barranquilla rumbo a Cartagena el miércoles 19 de junio, fecha que quedó grabada para la historia. Fueron 143 kilómetros devorados bajo un sol canicular a través de una carretera angosta, con tramos destapados y curvas peligrosas.
Las actividades cotidianas de las fincas y de los pueblos al pie de la carretera se paralizaron. En Luruaco, las empanadas con huevo se agotaron cuando pasó la tropa.
Desde días antes en Cartagena se vivía un desbordante entusiasmo por tener la ocasión de ver por primera vez en carne y hueso a esos grandes protagonistas del pedalismo nacional, como Ramón Hoyos Vallejo (ganador de las últimas cuatro vueltas), Jorge Luque, Efraín Forero y “Pajarito” Buitrago, entre otros, que en el imaginario de la urbe se consideraban unos “monstruos”, magnificado esto por las transmisiones que realizaban las cadenas radiales a través de sus transmòviles “desde la carretera que es lo importante”.
De la “Arenosa” partió la caravana multicolor con ciclistas que representaban a los departamentos de Antioquia, Atlántico, Bolívar, Boyacá, Caldas, Cundinamarca, los Santanderes, Tolima y Valle, además de Fuerzas Armadas, en una lucha típicamente regional, que estuvo matizada por la presencia de pedalistas europeos, que por primera vez asistían al giro colombiano, representando a los países de Austria y España.
Pero para la Costa el evento tenía otra connotación muy especial y era que por primera ocasión participaban equipos completos de la región, en una atrevida empresa que los llevaría a transitar por la agreste topografía colombiana, a la cual no estaban acostumbrados.
Atlántico mostraba a Humberto Gravina y a Jaime Fiesco como sus líderes, mientras que los “capos” de Bolìvar eran Antonio Santoya y Jairo Carvajal, mientras que Felipe Bravo, Rafael Barreto y Álvaro Quiroga iban como coequiperos.
Ese día el pueblo cartagenero no fue a sus puestos de trabajo sino que se quedó en sus casas, sintonizando los radios en las emisoras locales Fuentes, Vigía y Miramar, encadenadas a la transmisión. El transistor no había llegado todavía. Pero cuando la caravana ciclística se iba acercando y ya se cruzaba el límite entre Atlántico y Bolívar, la gente abandonó sus viviendas y se lanzó a esperarla.
Lo que se vio fue una enorme muchedumbre que hizo “calle de honor” desde el antiguo retén de Doña Manuela hasta el viejo Puente Heredia, meta de llegada de la fracción inaugural de aquella 7ª Vuelta a Colombia, transitando por la antigua carretera de Olaya, ya que la avenida Pedro De Heredia no existía. Eso fue la apoteosis, el pueblo vibró de delirio cuando veía y constataba que por su frente pasaban esas figuras míticas. Ver para creer.
Después de tres horas y media de pedaleo los primeros ciclistas llegaron sobre la línea de meta, un pelotón de diez corredores, entre los cuales estaba Santoya. El endiablado “sprint” lo ganó el español Alberto Sant Alenta, quien llegó con sus compatriotas Josè Gómez Del Moral y Juan Crespo Hita.
De cuarto quedó Santoya, toda una proeza deportiva, con el mismo tiempo. Les siguieron los paisas Luis Castrillón, Aureliano Gallón, Eligio Arboleda y Héctor Meza; el bogotano Pablo Hurtado y el austriaco Norbert Von Linthoudt. Tres minutos màs tarde arribó Ramón Hoyos Vallejo.
La vuelta finalizó el 6 de julio en Bogotá y, Santoya fue el único costeño que sobrevivió, después de muchas penalidades, llegando a la meta final con un pedazo de bicicleta en la mano, distanciado por 4 horas y media del triunfador del evento, el hispano Del Moral, ocupando la posición 30 y última.
*: Este relato fue publicado originalmente en el diario La Verdad en 2011. Raúl Porto Cabrales es periodista deportivo, docente e historiador. Ha escrito varios libros con la historia de los deportes en Cartagena y Bolívar.
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