Raúl Porto Cabrales | Especial para PrimerTiempo.CO
El nombre de Colombia comienza a sonar en las marquesinas internacionales del boxeo, cuando el morocho pegador bocachiquero Bernardo Caraballo, irrumpe en el escalafón mundial de la NBA en el año de 1963, merced a su doble victoria sobre el famoso peleador venezolano Ramoncito Arias, clasificándose en el peso mosca.
Una meteórica carrera llena de triunfos sobre algunas figuras del pugilismo mundial, lo encumbran a las primeras posiciones del ranking, convirtiéndose en retador obligado a la corona de las 118 libras.
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De esa manera, Colombia, por primera vez, va a tener a uno de sus boxeadores peleando por el título mundial, un hecho sin precedentes en la historia de nuestro pugilismo.
Fue así, como el 2 de octubre de 1964, Caraballo ganó el derecho de enfrentar por la corona universal del peso gallo de la AMB y del CMB, al monarca de esa división, el brasilero Eder Jofre, merced a su triunfo en Bogotá sobre el norteamericano Manny Elías, por decisión en 12 asaltos, en donde el árbitro del combate fue el inmortal Henry Armstrong.
Veinte días después de esta victoria, se anunció oficialmente la pelea con el monarca carioca, por parte del empresario greco-norteamericano Georges Parnassus, para ser realizada el 27 de noviembre, en vista que se había caído la defensa de Jofre ante el mexicano Jesús Pimentel.
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El combate Caraballo-Jofre se firmó el día 4 de noviembre, después de haberse llegado a un acuerdo con las autoridades sobre los impuestos a cancelarse y el arrendamiento del estadio El Campin. Tres días más tarde llegó el campeón, acompañado por su padre Arístides, su esposa María Aparecida y su hijo Marcel.
La boletería se sacó el día 12 y sus valores iban desde los 300 pesos en ring side hasta 30 pesos en las tribunas bajas norte y sur. El costo de la programación tenía un valor cercano al millón y medio de pesos.
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La bolsa de Jofre fue de 50 mil dólares, aproximadamente 400 mil pesos de la época y la de Caraballo 96 mil pesos. Como organizadores de la velada aparecieron el bogotano José Camero y el antioqueño Ramón Pareja Nieto. La ceremonia de pesaje se efectuó en el hotel Continental y fue controlada por el panameño Elías Córdova y el comisionado de Bogotá, Yesid Trebert Orozco, ambos médicos de profesión.

A las 11 de la mañana del día 27, subió a la báscula el campeón mundial y dio exactamente las 118 libras. El retador también dio el peso exacto -pero después de 4 intentos – en dos horas que le dieron de plazo. Primero, llegó excedido en 600 gramos, media hora después tenía 125 gramos por encima, más tarde apareció con 100 de más y casi cumpliéndose el plazo entró en la categoría y la pelea se declaró oficialmente por el título mundial. El pronóstico meteorológico para las horas de la noche era de «tiempo despejado y luna menguante, sin peligro de lluvia ni de viento».
La velada histórica para el deporte colombiano, se inició a las 8 de la noche, con el combate entre Antonio «Mochila» Herrera y el brasilero Sebastiao Nascimento. Al Campin entraron 25 mil personas, pero la mitad con boletas falsificadas.
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La recaudación de 250 mil dólares que se esperaba nunca se dio. Las pérdidas fueron cuantiosas. Luego subieron al ensogado, el bogotano Víctor Cano y el francés Alphonse Halimi, quienes hicieron la segunda contienda de la programación.
Al filo de las 10 de la noche cuando el termómetro marcaba los 9 grados centígrados, ascendió el ring Bernardo Caraballo, luciendo una vistosa bata morada y un gorro rojo sobre su cabeza. Luego subió el árbitro Barney Ross y más tarde el campeón, ataviado con una bata azul y la cabeza cubierta con una toalla blanca.
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Luego de un primer round de estudio, Jofre se lanza desde el segundo a definir el combate. Sus golpes son precisos, busca el cambio de manos, lleva el tren del combate, en la media distancia empieza a hacer daño, no pierde el ritmo del pleito y a la defensiva elude todo lo que le tira Caraballo, para quien el quinto asalto fue un calvario.
El séptimo es definitivo, porque a los 2 minutos 50 segundos, una izquierda del monarca lo manda a la lona, lucha por levantarse, mientras Ross avanza en !a cuenta fatídica de los 10 segundos. Las piernas no le responden al “Benny” y su sueño de ser el “champion” queda liquidado. Ha perdido por nocaut.
El combate fue televisado por el Canal Nacional a todo el país.
*Publicado originalmente en 2011 en el Diario La Verdad.
**Raúl Porto Cabrales es historiador, columnista y periodista deportivo. Ha escrito la historia del deporte en Cartagena y Bolívar.