El extremo español Nico Williams comunicó, a través de su agente Félix Tainta, su deseo de abandonar el Athletic Club de Bilbao para unirse al FC Barcelona, en un movimiento que podría sacudir el mercado de fichajes este verano, informó la Cadena SER de España,
Según el informe, Tainta se reunió con la directiva del club vasco para trasladar la decisión del jugador, quien está convencido de que su futuro inmediato está en el conjunto blaugrana. El Barça, por su parte, está dispuesto a pagar la cláusula de rescisión de aproximadamente 58 a 62 millones de euros, cifra que el Athletic exige sea abonada en un solo pago, sin fraccionamientos ni fórmulas financieras intermedias.
La operación, sin embargo, no está exenta de complejidades. El club catalán trabaja contrarreloj para ajustar su masa salarial y poder inscribir a Williams sin infringir las reglas del fair play financiero de LaLiga. Para ello, se estudian salidas de jugadores como Iñaki Peña, Clément Lenglet, Pablo Torre, Ansu Fati, e incluso se rumorea que se escucharán ofertas por futbolistas importantes como Christensen o Ter Stegen, aunque este último cuenta con el respaldo total del técnico Hansi Flick.
En el Athletic, el movimiento ha generado malestar. No solo por la intención del jugador de marcharse, sino por las formas en que se está llevando la negociación, sin margen para que el club rojiblanco pueda intervenir más allá del cumplimiento contractual. La postura de la institución es clara: no aceptarán ningún tipo de rebaja ni negociación fuera de la cláusula.
Nico Williams, de 21 años, ha sido una de las figuras más destacadas de la temporada en España y también con la selección, lo que ha aumentado su cotización en el mercado. En el Barça lo ven como una pieza clave para reforzar las bandas y aumentar la verticalidad del equipo, de cara al nuevo proyecto deportivo liderado por Flick.
Si todo marcha según lo planeado por el Barça, la intención del club es contar con Williams desde el arranque de la pretemporada, programado para el 13 de julio. Sería el primer gran fichaje de la era Flick, y una declaración de intenciones por parte de la directiva culé para volver a competir al máximo nivel en Europa.
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