Orlando Berrío Meléndez vestirá su octava camiseta en su carrera profesional, y esta vez lo hará en una liga exótica y remota. El delantero cartagenero, que es actualmente el futbolista bolivarense con más títulos ganados en la historia, es nuevo jugador del Qingdao West Coast, equipo recién ascendido a la primera división de China.
Berrío, de 32 años, rescindió este año su contrato con Rionegro Águilas Doradas, equipo con el que había regresado al fútbol colombiano, con el que jugó 14 compromisos en el segundo semestre de 2022, seis de ellos como inicialista, anotando un gol: a Atlético Bucaramanga en octubre.
Berrío llega así a su octavo equipo, luego de militar en Nacional, Patriotas, Millonarios y Rionegro Águilas Doradas en Colombia, Flamengo y América Mineiro en Brasil y el Khor Fakkan de Arabia Saudí. Su nueva escuadra, el Qingdao Youth Island, es un equipo relativamente joven, con 15 años de existencia, que empezó en el amateurismo y el año anterior logró su ascenso, por primera vez, a la China League One. A ese equipo llegó también en el mercado de pases el también colombiano Juan Pablo Ramírez, exNacional, y el brasileño Raniel, exSantos.
LA TORTUOSA CARRERA DE BERRÍO EN LOS ÚLTIMOS AÑOS
Una serie de lesiones y fallidos pasos por el fútbol de Emiratos Árabes y el América de Brasil han atormentado a Berrío en los últimos años. Las lesiones han rondado al cartagenero desde aquel octubre de 2017, cuando jugando para Flamengo, sufrió una rotura del tendón rotuliano de la rodilla izquierda, en la fecha 30 del Brasileirao ante Sao Paulo, mientras vivía uno de sus mejores momentos, siendo incluso convocado a Selección Colombia.
Berrío se perdió el mundial de Rusia 2018, y apenas regresó a las canchas once meses después, en septiembre del mismo año. Sin embargo, nunca volvió a ser el mismo, y las lesiones reiterativas lo fueron sacando de los planes de ‘Fla’, hasta recalar en el Khor Fakkan de Arabia Saudita, donde no alcanzó a debutar, tras lesionarse en pretemporada.
En julio de 2021, llegó a América Mineiro, y apenas pudo disputar 27 minutos en dos partidos, siempre entrando desde el banquillo de suplentes, cuando enfrentó una situación delicada al diagnosticársele una lesión fúngica en la región de la tibia de la pierna izquierda, una lesión muy rara en el ámbito deportivo, que incluso lo mantuvo internado en un hospital durante algunas semanas.