El expresidente uruguayo José “Pepe” Mujica fue recordado tras su fallecimiento por múltiples episodios que marcaron su legado político y personal, entre ellos su encendida defensa del delantero Luis Suárez en el Mundial de Brasil 2014, cuando criticó duramente a la FIFA por la sanción impuesta al futbolista.
En junio de 2014, luego de que la FIFA suspendiera a Luis Suárez por nueve partidos internacionales y lo expulsara de la concentración de Uruguay por morder al defensor italiano Giorgio Chiellini, Mujica reaccionó con una frase que quedó grabada en la memoria colectiva: “A los de la FIFA hay que darles con un caño, son una manga de viejos hijos de puta”, dijo entonces el presidente uruguayo, visiblemente molesto por lo que consideró un castigo desproporcionado.
El comentario fue captado al final de una entrevista, cuando Mujica creía que los micrófonos estaban apagados, y rápidamente se viralizó en todo el mundo. Aunque luego pidió disculpas formales, no negó el sentimiento detrás de sus palabras. “No me arrepiento de lo que dije, me arrepiento de haberlo dicho públicamente”, señaló después.
Para muchos uruguayos, fue un acto de defensa de la dignidad nacional y de apoyo al ídolo popular en un momento difícil. El episodio también puso en evidencia las tensiones que generaban las decisiones del máximo ente del fútbol mundial entre las autoridades de los países sudamericanos.
La muerte de Mujica reabre el recuerdo de aquel momento, símbolo de su forma de hacer política: con el corazón en la mano, sin filtros ni formalismos, y con una lealtad inquebrantable a su pueblo y sus símbolos. Su legado trasciende lo político, y también se arraiga en esos gestos espontáneos que lo acercaron al sentir de la calle.
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