A 50 kilómetros de Cartagena y a la orilla del Canal del Dique está San Basilio de Palenque, el primer pueblo libre de América, un pedacito de África en Colombia, tan conocido por su cultura como olvidado por el Estado. Allí, desde hace poco más de cuatro años, las Panteras Prietas libran una batalla por el fútbol femenino.
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Es un proceso que inició de la mano del entrenador Akin Bongani. “Soy un hombre pero estoy entregado a la causa de que las mujeres tengan igualdad de condiciones y oportunidades, para cambiar esta sociedad ignorante y machista”, se define. Bongani dirigía una de las categorías juveniles de la escuela Ma Monasito Ri Palenge, el principal club masculino de fútbol en el pueblo.
Cuenta Bongani que fue Angélica Vanessa Valdés, una joven que decidió unirse al equipo masculino de Palenque, quien sembró la semilla para la creación de la escuadra femenina.
“Ella llegó pidiendo una oportunidad, y cuando la vimos, nos mostró una gran potencia, gran pegada y muchas ganas. Con su talento lo único que faltaban eran oportunidades, y decidimos dársela. Ahí decidimos invitar a niñas a vincularse al club, a pesar de todos los estereotipos que nuestra sociedad machista ha impuesto sobre ellas, diciendo que son débiles y que el deporte no es para ellas. Llegaron muchas niñas, y ahí comenzó en serio el proceso de las Panteras Prietas”, relata.

Y se llamó “Panteras Prietas”, en honor al movimiento de afroamericanos en Estados Unidos. “Somos panteras para rendirle tributo a las mujeres de ese movimiento, y para evitar que pase al olvido. Y prietas, porque en lengua palenquera traduce negras. Somos un club constituido hace más de cuatro años, con reconocimiento deportivo del municipio de Mahates”, cuenta el entrenador. Palenque, administrativamente, es un corregimiento adscrito a Mahates, Bolívar.
“Las niñas han demostrado una valentía enorme, en entrenamientos y partidos”, cuenta Bongani emocionado. “En uno de los primeros partidos una chica sufrió un golpe en la tibia, entré a la cancha para sacarla del partido porque daba muchos gritos de dolor, pero me pidió que la dejara seguir jugando y terminó el partido. Esas son acciones de valentía, de guapeza, y una muestra de que este derecho a realizar lo que les nace, no se los puede negar nadie”, insiste.
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“Me atrevo a decir que el fútbol femenino en Palenque está creciendo mucho”, expone. Hoy, más de sesenta niñas hacen parte de la escuela Panteras Prietas, y no solo de Palenque, pues se ha despertado el interés en otros pueblos y también tienen chicas de Malagana, Gamero, Sincerín, entre otras localidades.
El equipo tiene tres categorías con niñas de siete a dieciocho (y más años): sub-11, sub-14 y sub-18. Su trabajo ha sido tan fructífero, que ya han puesto a tres jugadoras en las más recientes Selecciones Bolívar de fútbol.
Eso sí. Las condiciones no son las mejores. “Nuestro sitio de entrenamiento es un solar que tiene su dueño, y nos lo cedieron para entrenar. Tiene 30 metros de largo, de ancho unos 20 o 25 metros, allí entrenamos la mayoría de las veces”, describe el entrenador. También entrenan (y juegan) en una cancha de sóftbol que está en muy malas condiciones, con terreno destapado. “Pero es lo que tenemos, y tratamos de darle el mejor uso y el mejor provecho”, apunta.
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“Nuestro trabajo no ha sido fácil, a pesar de lo que se ha conseguido, que no es mucho pero sí es muy reconfortante”, expresa Bongani. “Se sigue luchando, a pesar de las problemáticas sociales, de las condiciones económicas de las niñas que muchas veces merman el proceso y no nos permiten viajar. Pero seguimos resistiendo, y tratamos de no mirar tanto las dificultades sino lo positivo que hemos conseguido”, apunta el entrenador.
Resistir, dice Bongani. Las Panteras Prietas de Palenque son un acto más de resistencia en la heroica historia del primer pueblo libre de América. Es un ejercicio de libertad y emancipación para las niñas y mujeres que deciden apostarle al fútbol femenino en Palenque, a pesar de todo.
“A las niñas siempre les decimos que demuestren lo que son, que sean libres y sepan decidir, que no permitan que nadie les corte sus sueños, que no tengan miedo y que si quieren jugar fútbol, lo jueguen. Que crean en sus talentos y sus habilidades, y le metan duro, que no va a ser fácil, pero nunca nos podemos rendir”, concluye Bongani.