Un equipo que gana un solo partido de los últimos once que ha disputado, es insostenible. Es la realidad de Real Cartagena, un equipo con pésimos números, que solo son justificables para su director técnico Óscar Passo, que dice que no se va, y para sus directivos, que la única decisión que toman al respecto es cerrarle la puerta del estadio a sus hinchas en la cara.
El 22 de julio pasado, en Neiva, Real Cartagena derrotó tres goles por dos al Atlético Huila, en el mejor partido que ha jugado el equipo en los últimos meses, y tal vez el único juego rescatable del segundo semestre. Esa es la única victoria auriverde en sus última salidas.
De los restantes 10 compromisos, Los Heroicos perdieron 7: ante dos veces ante Chicó, dos veces ante Leones, y también ante Cúcuta Deportivo, Orsomarso y Fortaleza. El equipo de Óscar Passo empató tres juegos, ante Llaneros, Real Santander y Barranquilla.
Si hay algo claro es que el equipo de Passo no hace respetar su casa: tiene seis partidos que no gana en el Jaime Morón, ha ganado apenas uno de los últimos nueve juegos que ha disputado, y suma cuatro derrotas y dos empates en sus últimas seis salidas.
Con 5 puntos de 24 disputados, Real Cartagena se hunde cada vez más en el fondo de la tabla de posiciones, y aunque la matemática diga que aún es posible meterse entre los ocho finalistas, sus hinchas ya están resignados a vivir, en 2023, la undécima temporada consecutiva en el infierno de la segunda división.