Por: Mauricio Monroy – Comunicador social e hincha de Real Cartagena.
Sé que los hinchas del Real Cartagena somos como esas mujeres a las que el marido le pega, y sigue justificando sus malas acciones con fidelidad y esperanza de que algún día todo sea mejor, pero en este caso creo que hasta cierta esperanza me da que el equipo esté en el fondo de la tabla del torneo de ascenso, ojalá siga así el Real durante todo el año, porque cuando a los actuales dueños del equipo les deje de ser rentable el negocio que tienen, van a tener que vender o entregarlo.
Hoy el equipo heróico con una victoria en 10 partidos, con 7 puntos de 30 posibles y con un rendimiento 23% en los resultados, pareciera que la dirigencia está encantada con los resultados, porque por mucho menos que esto, ya otros directores técnicos se habrían sido despedidos, pero la culpa no es del profe Itaburo, los resultados de hoy son la suma de años de mala administración, de poca o nada planificación, de alcahuetería a una dirigencia que no cumple con los jugadores, que no cumple con el cuerpo técnico, que mucho menos cumple con la hinchada que sigue apoyando a un barco que va sin rumbo ni brújula y que no se sabe donde irá a parar.
Pero como hinchas no perdemos la esperanza en medio de esta crisis, porque cuando ya no reciba el equipo dinero por derechos de televisión, cuando el cartagenero ya cansado no compre ni una sola camiseta, cuando los patrocinadores no vean rentable invertir en un equipo que no lo acompañan los buenos resultados, ni los aficionados con boletería regalada asistan al estadio; cuando ningún jugador de nivel quiera venir a un club que incumple con los pagos y premios, entonces Rodrigo Rendón y toda su familia tendrá que dar un paso al costado y entregar lo que para ellos ha sido la “gallinita de los huevos de oro”.
Por lo pronto el llamado es al gobierno distrital y al departamental que le den la espalda financieramente al equipo, que empiecen a apretar para que el jueguito y la burla que tienen con la ciudad y el departamento se les acabe.
A la hinchada, pues seguiremos ahí, haciendo lo que nos toca, porque por más que uno quiera el sentimiento sigue ahí, porque este es un cariño que no nació de resultados, ni de grandes campañas, los hinchas seguiremos esperando y aguantando la tristeza de ver a mucha hinchada para poca representación de la ciudad. No suelo decirte esto, pero necesito desahogarme: ¡Rodrigo, la madre que te parió!