La temporada 2020 del cartagenero Julio Teherán en las Grandes Ligas no fue la mejor. En su estreno con Los Angeles Angels no pudo encontrar su mejor versión, ni mostrar la valía que lo llevó a ser contratado en diciembre pasado proveniente de la agencia libre.
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Teherán llegó a la franquicia californiana como un peso pesado y un brazo importante para armar la rotación de abridores de un equipo que aspiraba volver a estar en la fiesta de octubre. Pero los objetivos de la organización y del serpentinero colombiano se vieron esfumados tras quedar en la cuarta posición de la División Oeste de la Liga Americana con un pobre récord de 26-34.
Ahora bien, fue poco lo que ‘el caballo de Olaya’ pudo aportar desde su posición, teniendo en cuenta que en 10 apariciones sobre la lomita perdió cuatro juegos y se fue sin decisión en los seis restantes: Julio no conoció la victoria en 2020. Además dejó su efectividad en 10.05, una cifra escandalosa para cualquier lanzador, y más aún, para uno de su jerarquía.
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Para encontrar una campaña sin triunfos a lo largo de su carrera habría que remontarnos hasta la 2012, cuando Julio cumplió su segunda temporada en la Gran Carpa con los Atlanta Braves. Aunque de lejos con gran diferencia con respecto a la recién finalizada, ya que en esa ocasión solamente subió dos veces al montículo, una en condición de abridor.
En su primera temporada con la camiseta de los Angels, el derecho cartagenero lanzó un total de 31.1 entradas, permitió 39 hits y 35 carreras limpias. Además regaló 16 bases por bola y ponchó a 20 rivales. Y un dato no menor: Julio Teherán sufrió 12 jonrones, siendo el lanzador con más cuadrangulares recibidos de la Liga Americana entre los que actuaron como mínimo en más de 30 innings. A su vez fue el que más vuelacercas toleró en su franquicia, superando en dos a Pablo Sandoval.
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Varios expertos de la pelota caliente sostienen que la razón del mal año de Teherán se debe a que no tuvo una preparación adecuada, teniendo en cuenta que sufrió la COVID-19 y no pudo realizar la pretemporada en el tiempo planeado. Otros argumentan que su bajo rendimiento se debe a la falta de adaptación, recordando que duró nueve años en la Liga Nacional, y que a muchos lanzadores se les dificulta encontrar su mejor versión cuando pasan del ‘viejo’ al ‘joven circuito’.
De momento y apenas con un día de haber terminado la temporada regular 2020, el lanzallamas bolivarense ya deberá pensar en el 2021, un año en el que sin duda tendrá nuevos retos para demostrar que su repertorio sigue intacto y que aún tiene mucho potencial para mantenerse en el ‘big show’.
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