[Opinión] La pandemia, ¿fútbol o béisbol?

Columnista Invitado
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Foto: Ciro Fusco - Tomada de MARCA.

Rodolfo Viana Muñoz – Periodista deportivo | Especial para PrimerTiempo.CO

En uno de los tantos grupos de WhatsApp que hoy abundan, un distinguido periodista, especialista y conocedor del béisbol, envió un video y formuló una pregunta sobre la jugada ocurrida en un partido. Un colega que normalmente habla, comenta, opina sobre futbol, expresó su opinión. De inmediato varios miembros del grupo intervinieron, no para dar su concepto de la jugada o para responder la pregunta, sino para recalcar que el colega futbolero no debía opinar por que “él sabía era de fútbol”. Para los amantes puritanos del béisbol es casi un sacrilegio que las personas no ligadas a este opinen sobre “el rey de los deportes”.

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En los grupos, sociedades, gremios, asociaciones, es normal que esto ocurra: los especialistas dan su opinión y esta es escuchada, valorada y tenida en cuenta. Para eso las personas nos preparamos, capacitamos, estudiamos y trabajamos. Sin embargo, en un deporte universal como el fútbol, todos nos sentimos especialistas, conocedores del tema, con derecho a opinar y dar cátedra, a formar escuela de pensamiento.

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Un entrenador estudia, se forma, y hoy por hoy debe tener, además, como cualquier otro profesional, una matrícula para ejercer. Trabaja día a día con sus jugadores, los prepara, convive con ellos, los conoce, percibe su estado de ánimo, es su consejero, sabe cómo sacar el mejor rendimiento de cada uno, estudia al rival, prepara una táctica y una estrategia para cada partido. El domingo llega al estadio, escoge once con los que está seguro de ganar. Realiza un cambio y un parroquiano, hincha, seguidor o como se llame, se siente con el derecho de pararse de su silla y gritarle a ese entrenador “¡burro, bruto!” y cuanto apelativo se le ocurra, por una sola razón: todos sabemos de futbol.

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En esta pandemia causada por el Coronavirus y que produce la COVID-19, nos estamos comportando como lo hacemos con el fútbol: todos sabemos del tema y, por tanto, nos atrevemos a opinar sobre la curva, el pico, el contagio, los síntomas, la cura. Hacemos viral en las redes sociales a alguien que, sin ningún fundamento científico o académico, realiza un video o escribe que encontró la cura, la medicina, el tratamiento que salvará al mundo del mal que nos aqueja.

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Un médico intensivista, es decir, especialista en medicina crítica y cuidado intensivo, necesita ser médico general y luego cuatro años más en la especialización, estudiando, trasnochando, aprendiendo, realizando procedimientos complejos para salvar vidas. Sin embargo, el doliente de un fallecido por COVID-19 le increpa y acusa de no saber nada, recita unos síntomas y asegura que su pariente no los presentaba. La razón la misma del hincha del estadio: todos sabemos de Coronavirus.

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En esta época debemos comportarnos como seguidores del béisbol: matonear a quienes atacan sin conocimiento al personal médico. La pandemia no es futbol, no todos sabemos cómo tratar a los pacientes.  Los procedimientos, el reglamento lo conocen los especialistas, por el bien de todos dejemos que ellos hagan su trabajo.

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