Carlos Enrique Valdés Parra tenía 20 años, un título de Sudamericano sub-20 y una participación en Copas del Mundo juveniles, cuando jugó la final de la Copa Mustang II-2005 con la camiseta de Real Cartagena. El joven central caleño había iniciado su carrera en América de Cali, pero fue el equipo heroico el club donde verdaderamente despuntó para el balompié.
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Junto a Manuel Galarcio, veterano de mil batallas, quien le llevaba diez años, hizo un tándem que escribió historias de tardes maravillosas en la defensa del Real Cartagena del 2005, que se quedó a un paso de la gloria. Valdés, que hizo parte de la Selección Colombia que ocupó el quinto puesto en el Mundial Brasil 2014, rememoró para PrimerTiempo.CO, quince años después, los mejores momentos de esa mítica campaña.
¿Qué significa para usted Real Cartagena?
«Tengo un gran cariño y muchos recuerdos bonitos de Real Cartagena, porque ese fue el inicio de mi carrera. Tuve la oportunidad de ir cedido por América de Cali, y jugué muchos partidos como profesional. Estando en Real Cartagena tuve la oportunidad de ir al proceso exitoso de Selección Colombia en 2005. Cartagena y el Real siempre serán una ciudad y un equipo muy especiales para mí».
¿Cómo llega al equipo?
«Llegué en el 2004 para el campeonato de ascenso, habíamos varios jugadores del América por la cercanía de Mauricio Idárraga entre ambos clubes, y aunque algunos ya habíamos podido debutar como profesionales con el club escarlata, nos enviaron para que cogiéramos más experiencia en Real Cartagena. Ahí tuvimos la oportunidad de ser campeones y continuar un año más, consiguiendo el subcampeonato».
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¿Cuál fue la clave de Real Cartagena para lograr lo que logró en 2005?
«Creo que la armonía que había. Teníamos muchas dificultades, los campos de entrenamiento no eran los mejores, muchas herramientas no eran las ideales, pero había buena armonía de equipo. Éramos muchos jóvenes que teníamos mucho deseo de triunfar, y con «El Arriero» que conocía la ciudad y sabía cómo conformar el equipo, nos permitió llegar lejos, con muchos jóvenes que teníamos ganas de mostrarnos, y varios de experiencia que querían seguir vigentes. Se armó un gran equipo de trabajo, y superamos la situaciones con esfuerzo, sacrificio y hambre de gloria, lo que nos permitió ser protagonistas».
Usted empezaba su carrera, pero al lado tenía un veterano con mucha experiencia como Manuel Galarcio, ¿cómo fue compartir la saga con él?
«Aprendí mucho, tuve muy buena relación con Galarcio. Hace muchos años no lo veo, pero seguramente cuando lo encuentre, ese cariño, ese respeto y esa admiración de uno al otro se mantendrá vigente, porque creo que eso justamente es lo que hace fútbol. Galarcio era un jugador con mucho recorrido y experiencia, había pasado por muchos equipos profesionales, y hablábamos mucho. Tuvimos una buena combinación: él no era tan rápido pero era más tiempista, mucho más frío y calculador, y yo más joven y con mucha inexperiencia, pero con agilidad y deseo de aprender y recibir lo bueno de todos los jugadores, fue también lo que me permitió estar ahí a su lado. Él me hablaba mucho».
¿Cuál es papel de Hernán Darío Herrera en potenciar al equipo y poder lograr lo que se consiguió?
«Herrera conocía el ADN de los jugadores de la costa, ya había estado en Real Cartagena, sabía cómo sacarle ventaja a los rivales con el horario, a qué hora entrenar, el manejo que darle a los jugadores de afuera. Tenía una gran ascendencia porque generaba respeto y daba ejemplo, es un tipo muy preparado, estaba siempre temprano en el entrenamiento. Eso lo hizo un gran líder. Su mayor virtud fue poder darle a cada uno lo que buscaba. Futbolísticamente tuvo clara cuál era la idea del equipo, qué era lo que quería. Él sabía perfectamente qué necesitaba, y logró traer jugadores que se acomodaron a esa idea futbolística, para poder hacer la campaña de ese año».
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Cuando ven los buenos resultados que comienza a tener el equipo, ¿se imaginaron llegar a pelear por el título?
«En equipos con tan pocas herramientas es difícil tener ese tipo de aspiraciones, pero teníamos algo especial, que muchos estábamos empezando la carrera y teníamos hambre de gloria, y los de experiencia, querían estar vigentes para continuar su carrera. Esa mezcla, junto con el talento, fueron las que partido a partido fueron potenciando ese pensamiento. Todos sueñan con ser campeones, y nosotros éramos muy contundentes de local, aprovechando el clima y las variantes, y a partir de ahí fuimos creyendo mucho más en ese sueño».
¿Qué recuerda de la goleada a Santa Fe, y de la clasificación a la final?
«Antes del partido todos teníamos una ilusión pero sabíamos que era muy difícil, nosotros necesitábamos una diferencia de gol grande, pero en el fondo sabíamos que éramos fuertes de local y que a Santa Fe le costaba mucho el cambio de clima. Teníamos jugadores con gran capacidad: Rentería, Carlitos Preciado, Luis Omar, Eder Hernández, que andaban en un gran nivel.
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Usted no vio el penal…
«Estaba cruzando los dedos. Yo no miré el penal, no fui capaz de verlo. Cuando Luis Omar iba a patear le di la espalda y miré hacia la tribuna. Cuando la gente saltó, me di cuenta de que la pelota había entrado. Fue emocionante ver cómo ese estadio lleno se desbordaba de alegría, como todo el mundo saltaba».
¿Por qué no se ganó el título?
«Cali tenía un proyecto mucho más sólido. Jugadores de mayor jerarquía para finales. Y en Cartagena tuvimos momentos de desconcentración, el primer partido de ida fue de noche y dimos muchas ventajas. Pero teníamos un factor interno en la parte administrativa. El mismo día de la final, antes de la charla técnica, no estaba muy claro el tema de premios, no se había dado claridad ni se había valorado la clasificación a la final, y la apuesta por el premio no fue tan grande por parte de los directivos».
¿Qué le dice usted a la gente de Cartagena quince años después?
«Siento mucho cariño y admiración por la gente de Cartagena, mis primeros amigos del fútbol los tuve justamente en Cartagena. Deseo que el equipo vuelva a ser lo que fue en algún momento, pero esto parte de los proyectos, de la capacidad de quienes los dirigen. En el momento en que haya una apuesta verdadera por el equipo, contando con un buen entrenador que pueda liderar ese grupo de futbolistas, y apostarle a largo plazo, creo que en esa medida volverán a llegar estos resultados».