El 18 de diciembre de 2005, Deportivo Cali alzaba el trofeo de campeón de la Copa Mustang II 2005 tras vencer, tanto en el juego de ida (0-2 en el Pedro de Heredia), como en el de vuelta (1-0 en el Pascual) a un Real Cartagena que había logrado su mejor actuación de toda la historia. Y aunque el subtítulo sigue siendo recordado con emoción por la hinchada y la ciudad, quedó el sinsabor de que los heroicos tenían equipo para haber derrotado al Cali. Hoy todavía los hinchas se preguntan, «¿por qué no fuimos campeones?».
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Uno de los objetivos de este especial, «Real Cartagena a un paso de la gloria: quince años después», además de rememorar ese histórico acontecimiento para el deporte cartagenero en su decimoquinto aniversario, es darle respuesta a ese interrogante, en la voz de quiénes lo vivieron. ¿Por qué Real Cartagena, con la gran nómina, el empuje, y la buena campaña que hizo de local, sucumbió ante el Cali de Rodallega y compañía, y no pudo bordar su primera estrella en el pecho?
Hernán Darío Herrera, el técnico de Real Cartagena, habla de un factor que fue fundamental esa noche: la inexperiencia de Real Cartagena, la juventud del equipo, frente al recorrido de una institución como Cali y de sus jugadores. «Nos encontramos con un equipo con mucho recorrido, mucha trayectoria, ante el que intentamos hacer las cosas bien pero no nos alcanzó», dice El Arriero.
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Real Cartagena, antes de la final ante el Cali, había jugado 12 partidos en el Pedro de Heredia, había ganado 11 y solo perdió ante el Medellín. Por eso, caer en su propio patio en la final, no estaba en los planes de nadie. «Cali fue superior en Cartagena, allí perdimos el título porque no esperábamos que hiciera ese partido en nuestra localía. Ya después fuimos a jugar en Cali, donde ellos no fueron tan superiores como lo fueron en Cartagena. Nosotros jugamos dos partidos muy buenos. Cali no fue tan superior tan superior en el juego hacia nosotros, sino que fue parejo. Pero a la hora de llegar al arco y tener las opciones de gol, ellos las concretaron, y nosotros no pudimos hacerlo», admite Herrera.
Eder Hernández, bugía de ese onceno en el mediocampo, coincide con Herrera. «En esa cancha le habíamos ganado a todos los rivales, a excepción del Medellín. Lo que yo creo que nos pudo haber pesado fue el tema de la inexperiencia, porque era un grupo joven. Aunque también pienso que esa fue una de las claves de nuestro éxito», apuntó.
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Misma explicación tiene Pedro Pablo Tavima, zaguero central y uno de los jugadores más nóveles de ese equipo. “La final no se gana porque ellos tenían jugadores de mucha más experiencia. Esa era mi primera final y creo que la de Valdés y la de varios del equipo y eso fue lo que nos cobró en aquella final”, apunta.
Fram Pacheco, quien levantó el trofeo de subcampeón como segundo capitán, ante la expulsión de Manuel Galarcio, va en el mismo sentido de sus compañeros. «Enfrentamos un gran rival, para mi el mejor conformado en ese torneo, con grandes jugadores casi todos de mucho bagaje en el futbol nacional e internacional. Tenían además dos goleadores bravos como Rodallega y Blas Pérez. Nosotros tratamos de ser fuertes y asumir la final a la altura, pero creo que la gran experiencia de ellos pesó en esa llave».
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El mundialista Carlos Valdés, central titular junto a Manuel Galarcio en la mayoría de los partidos, también señala este aspecto. «Cali tenía un proyecto mucho más sólido. Jugadores de mayor jerarquía para finales. Y en Cartagena tuvimos momentos de desconcentración, el primer partido de ida fue de noche y dimos muchas ventajas», apunta.
Pero Valdés va más allá, y apunta a factores administrativos dentro de las causas de que no se ganara la final. «El mismo día de la final, antes de la charla técnica, no estaba muy claro el tema de premios, no se había dado claridad ni se había valorado la clasificación a la final, y la apuesta por el premio no fue tan grande por parte de los directivos», señala como otra de las condiciones que pudo haber impedido la celebración del primer título en la historia del onceno auriverde.
Para Reynaldo Alegría, lateral izquierdo titular de ese equipo, sí hubo factores externos a lo futbolístico que influyeron en el resultado de la final. «El tema del premio quizás afectó un poco a algunos jugadores con experiencia. Yo era un muchacho y quería jugármela en la final, pero había jugadores que tenían experiencia y que pensaba en su familia y todo lo demás. Eso en parte afectó», apunta.
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Jaime Herrera Pérez, conocido popularmente como «Rasquiña», y quien conocía los secretos del camerino de ese equipo, es contundente en su afirmación: «la final la perdimos por falta de experiencia del presidente». Según Herrera, no hubo acuerdo en el monto del premio y eso desmotivó a los jugadores. Eso sí, dice que Hernán Vélez, cabeza de la institución, actuó de buena fe.
«El presidente Hernán Vélez era una persona muy seria, y no quiso comprometerse con lo que no tenía. No pensó en el premio que ganaba yendo a Copa Libertadores, que con eso podía resolver. Fue muy sincero y muy serio en ese momento. Y el premio del Cali era muchísimo más alto, y creo que eso fue fundamental ahí», describe.
El periodista Eugenio Baena Calvo relata muy bien esta situación cuando cuenta lo sucedido el día de la final, previo al partido. «Llegué al hotel Da Pietro a las diez de la mañana y el equipo estaba reunido en el comedor. El juego era en la noche, y ahí estábamos desde temprano los periodistas. Estaban discutiendo los premios, Galarcio era el que lideraba la discusión, y creo que hubo un poquito de inexperiencia del triunvirato, de Vélez, Pinedo y Turbay, que no tenían ese bagaje de grandes estructuras dirigenciales en el fútbol, eran unos novatos con mucho corazón», advierte Baena.
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Según Eugenio, cuando Manuel Galarcio, como capitán del equipo, le cuenta a los directivos la cifra que los jugadores definieron que se merecían como premio por conseguir el título, los directivos pensaron que era un número exagerado.
«En ese momento los directivos no pensaron que si eran campeones, ese equipo iba a disputar Copa Libertadores y a recibir varios premios. Con eso hubiesen podido pagar el premio que exigían los jugadores. Yo vi cuando terminó la reunión que salieron cabezas muy bajas», explica el comunicador, y suelta una frase lapidaria que, según él, le soltó el técnico Hernán Darío Herrera al final de esa reunión.
«No supieron negociar, encomendémonos a la Virgen a ver si podemos tener la victoria».
La historia todos la conocemos. Didier Muñoz, arquero de Real Cartagena, se lesionó en el primer tiempo de la ida de la final, y tuvo que ser reemplazado por el poco experimentado Omar Gil. Manuel Galarcio se fue expulsado. Hugo Rodallega marcó dos goles, y los heroicos caían en casa. El chileno Jaime Riveros, en la vuelta en el Pascual, puso un 1-0 más que definitivo. Cali campeón. Y Real Cartagena, a recordar lo que pudo ser y no fue.
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