“Cuchilla” Geles noqueó a la muerte, y ahora pelea contra la pobreza

Lucho Anaya
Por Lucho Anaya - Codirector
30 min de lectura
Foto: Lucho Anaya - PrimerTiempo.CO.

Fecha de publicación: 25 de noviembre de 2022.

Ocho años después de su última pelea, y tras sobrevivir a un balazo que le destrozó el estómago, a dos derrames cerebrales, una pancreatitis, una peritonitis y  seis meses postrado en una cama de hospital, el excampeón mundial de boxeo cartagenero Jesús “Cuchilla” Geles volvió a subirse a un ring.

Lo hizo llevado por la necesidad. “Yo no voy a dejar morir a mis hijas de hambre, yo no sé hacer más nada, solo sé boxear”. “Cuchilla” volvió al gimnasio, volvió a entrenar, viajó a Melgar, Tolima, y en seis asaltos venció por decisión unánime a un desconocido Martín Bonilla, en febrero pasado.

Seis meses más tarde, a finales de agosto, viajó a Argentina para enfrentarse a Laureano “Dinamita” Sciuto, un invicto de 22 años que había ganado seis de sus nueve peleas anteriores por la vía del sueño, y que lo despachó cuando apenas iniciaba el segundo asalto.

Uno podría pensar que, en un deporte de tanto riesgo como el boxeo, alguien con los antecedentes médicos del pugilista cartagenero tendría miedo de exponerse así. Bastaría con recordar, por ejemplo, el caso de Luis Quiñónez, pegador que murió en septiembre pasado luego de permanecer cinco días en coma producto de los golpes recibidos en una velada en Barranquilla, para pensarlo dos veces.

“¿Miedo?”, pregunta retóricamente Geles. “Miedo a que mis hijas pasen hambre sí tengo, pero a volver al boxeo no le temo”.

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Jesús Geles nació hace 33 años en la calle 9 del barrio Fredonia, en la zona suroriental de Cartagena de Indias, con el boxeo corriendo por sus venas. Su papá, que se llama igual que él, y su tío Marcelino, habían sido boxeadores y conocían los secretos y las mañas del deporte de las narices chatas.

Vivía con su papá, con su mamá Josefa Vásquez, y con los otros dos hijos de este matrimonio. Jesús padre había tenido tres hijos más en otra relación. “Mi familia siempre ha sido humilde, nos ha tocado duro, pero siempre hemos sido unidos”. Cuando cumplió seis años, se mudaron al barrio La Candelaria, al lado de la ciénaga de la Virgen, en el cordón de pobreza extrema de Cartagena.

Foto: Cortesía Jesús Geles.

Los Geles aprendieron a esquivar los golpes de la pobreza, y a sonreírle a los malos tiempos. “En mi casa siempre había ambiente de boxeo… y ambiente de chistes, porque mi tío era el humorista “Cuchilla” Geles, que es “el Cuchilla original”. Él se nos fue muy temprano, pero dejó marcada la historia de Cartagena”.

En efecto, Edelberto Geles es un personaje que recuerdan casi todos los cartageneros que vivieron el final del siglo XX y los primeros años del siglo XXI. Con su menuda humanidad, se abría paso entre hordas de curiosos que lo esperaban en el Parque del Centenario, o en la Torre del Reloj, o en cualquier esquina del Centro Histórico, para apreciar en persona el espectáculo con el que se ganaba la vida.

“El Cuchilla original” se paraba en el medio de sus espectadores, tomaba aire, y soltaba una retahíla de chistes cargados de exageraciones y vulgaridades que estremecían hasta al más liberal, y que terminaban siempre en una carcajada sonora y explosiva. Edelberto murió en 2008.

“Mi tío era muy mamador de gallo, me quería bastante, alcanzó a verme ganar un campeonato la última vez que me vio boxear. Era todo un personaje, de la nada salía con sus ocurrencias y malas palabras”. Cuando despuntó en el boxeo profesional, fue el periodista Eugenio Baena quien rebautizó para siempre a Jesús con el remoquete de su tío.

El segundo “Cuchilla” llegó hasta cuarto de bachillerato en el colegio Pedro de Heredia de La Esperanza. El estudio no era lo suyo, lo reconoce, jamás disfrutó ir a las clases. Lo de él era el deporte, tirar trompadas, ser como su papá y su otro tío, Marcelino, y ganarse la vida esquivando y lanzando golpes. A los catorce años tomó su resolución: iba a ser boxeador. Su papá no estuvo de acuerdo, pero accedió a instruirlo en el patio de su casa, y su reflejo en el hijo adolescente terminó por convencerlo de llevarlo al gimnasio.

“Apenas empecé a boxear me di cuenta de que eso era lo mío. Mi papá y mi tío me llevaron donde el entrenador José Vásquez, quien me acogió como un hijo desde el primer día. Yo me metí al boxeo tarde, a los catorce años, ya estaba grande. Pero apenas entré, me gané mi puesto en selecciones Bolívar… De algo tenía que servir llevar el boxeo en la sangre”, cuenta.

“Jesús comenzó en el gimnasio Chico de Hierro, bajo las órdenes del “Panamericano” Vásquez, pilar fundamental para el desarrollo del boxeo de Cartagena, pues por sus manos pasaron varios campeones mundiales. Pero Vásquez se fue a Estados Unidos, y Geles pasó a trabajar entonces con Martín Valdez”, relata Orlando Pineda, el entrenador más exitoso en la historia del boxeo colombiano.

“Como yo entrenaba con la Selección Bolívar, lo llevé a un campeonato nacional junior en San Onofre y él fue subcampeón. Más tarde fue medalla de oro y el boxeador más técnico del campeonato nacional juvenil en Cartagena”, rememora Valdez. “Al año siguiente, lo contrataron en Bogotá y estuvo un año, pero allá lo desahuciaron, tuvo algunas lesiones, y regresó a Cartagena a trabajar conmigo en el boxeo profesional”, acota.

Para Geles, el salto al profesionalismo fue muy exigente: con 18 años, se consideraba apenas un niño para el boxeo, pero para Oswaldo “Ozzie” Martínez, quien fue su apoderado, desde las categorías menores “Cuchilla” mostró la gran calidad técnica que lo haría campeón.

“Cuando pasó al boxeo profesional, Geles se convirtió en un pequeño ídolo. Llevaba muchos aficionados a los escenarios, y alcanzamos a pensar que podía ser ese nuevo gran ídolo que el deporte cartagenero estaba buscando. Por su técnica, por su manera de ser, era un boxeador carismático que agradaba a la gente”, apunta Martínez.

A Martín Valdez, Geles le hacía recordar leyendas como Bernardo Caraballo o “El Baba” Jiménez. “Él era un boxeador estilista, muy técnico, inteligente. Teníamos que consolidarlo, mejorar su técnica y táctica, y lo logramos trabajando en el boxeo aficionado. Era un boxeador que pegaba y no se dejaba pegar, siempre le vi muchas capacidades”.

El sueño de “Cuchilla” era ser campeón mundial, como el de casi todos los que empiezan a practicar boxeo. “Todo el que se mete a boxeador lo hace pensando en algún día ser campeón”, dice. Su camino fue rápido: venció por un título nacional al “trencito” Doria y luego a Orlando De La Hoz, “manes ya curtidos en el boxeo”, reconoce él mismo. Con tan solo una decena de combates en el profesionalismo, a “Cuchilla” le llegó su oportunidad.

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“Cuando a uno le toca, le toca, y a mí me tocó”. La pelea de título mundial que se iba a realizar en Cartagena, en el marco de la convención de la Asociación Mundial de Boxeo, inicialmente no era para Geles: era Luis “Surtigás” Meléndez quien debía subirse al ring del Hotel Las Américas ese 30 de octubre de 2010.

“Geles se encontró en su camino con Dumek Turbay, en ese momento director departamental de deportes, y quien se convirtió casi que en su promotor. Fue la persona que lo ayudó, su mecenas, y gracias a él, “Cuchilla” se monta en esa velada de campeonato mundial”, afirma Orlando Pineda.

Al frente, el cartagenero tenía a Omar “Pastorcito” Soto. “Era un puertorriqueño muy duro, venía con mucha más experiencia que yo, más de treinta peleas, y yo tenía apenas once. El boxeador que diga que no tiene nervios es mentiroso. Yo tenía nervios, tenía ansiedad, pero nunca le tuve miedo a él”, apunta Geles.

«Cuchilla» Geles, en hombros tras obtener su título mundial de boxeo. Foto: Cortesía Jesús Geles.

Las horas anteriores a la pelea, “Cuchilla” pasó más tiempo en el baño que en cualquier otro lugar: “el nervio me salió en que tenía que estar orinando a cada rato”. Antes del combate, comió pastas con pollo, “mucha pasta y mucho pollo para tener energía”. Al subirse al cuadrilátero, se le olvidaron los temores.

“Camino al ring yo pensaba solo en ganar. En mi propia casa no tenía pensado perder. Estaba en mi tierra, emocionado, y no podía quedar mal con mi gente, la gente de La Candelaria, del pueblo de Villanueva, que habían ido a verme”, rememora entre risas.

Para Geles, fue una pelea dura. “No era fácil, pero sabía que no era imposible. Yo soy contragolpeador y él siempre iba pa’ lante. Como era más bajito que yo, quería ser arrollador, pero yo aguanté, contragolpeé y en los últimos rounds ataqué. Soto me pegó muy duro, me dio duro en la cabeza, no me partió, pero sí sentí los golpes”.

“Jesús consigue ganar el título en una espectacular demostración de defensa-ataque”, explica Martínez. “Con muy buena esgrima, con buenos movimientos. Él no tenía mucha pegada pero sí era muy preciso, y con jabs y algunos cruzados pudo conseguir que las tarjetas lo dieran victorioso”.

“Cuchilla” afirma que se supo ganador en los últimos tres rounds. “Martín Valdez estaba en la esquina, y apenas terminó el último round me dijo “somos campeones mundiales”. Cuando el árbitro me levanta el brazo, sentí una alegría inmensa. Fui el campeón mundial más joven de la historia de Colombia, con 21 años”.

El título del mundo le cambió la vida. “Fue algo glorioso”, apunta, aunque reconoce que, en su categoría -peso minimosca, 108 libras-, no se gana mucho dinero. “Apenas me dieron como diez millones de pesos, no alcanzó para mucho, pero para algo sirvió… (risas). Lo invertí todo en mi familia. La gente se equivoca creyendo que hice mucha plata”, revela.

El periodista deportivo Carlos Hurtado Morón, en ese momento corresponsal del diario El Heraldo en la ciudad, buscó al nuevo campeón mundial en su casa, al día siguiente del combate que lo coronó, y lo que encontró quedó fijado en su memoria.

“Fue sensacional verlo coronarse campeón en el marco de la convención de la OMB en Cartagena, pero nunca se me olvida que al día siguiente fui a su casa, y temblaban los cimientos por el ruido de la fiesta en el patio. Entro y veo al “Cuchilla” tomando cerveza con la gente de su barrio, y me pregunté para mis adentros cuánto iría a durar como campeón. Los hechos no nos mintieron a todos los que sospechábamos que iba a ser ave de corto vuelo”, sentencia Hurtado.

Geles volvió a pelear en febrero de 2011, en el coliseo Bernardo Caraballo, imponiéndose por decisión dividida al mexicano Ramón “Príncipe” García. En abril, le correspondió defender su título ante García, pero esta vez en suelo manito, cayendo noqueado en solo cuatro asaltos.

Luciendo su fajín de campeón mundial en las murallas de Cartagena. Foto: Édgar Acuña Rosales / suministrada por Jesús Geles.

“Nos avisaron apenas un mes antes y no tuvimos tiempo para hacer una buena preparación. Pero la pelea era obligatoria y si no iba a defender mi título, de todas maneras, iba a perderlo. Me afectó mucho la altura de México, yo me estaba ahogando”, recuerda el pugilista cartagenero.

Martínez, su entonces apoderado, es enfático en sentenciar que “Cuchilla” perdió por falta de disciplina. “Geles no había sido un boxeador disciplinado, concentrado, metido en los entrenamientos. Llegó un poco pasado de peso, tuvo que hacer un esfuerzo para dar la categoría y ese esfuerzo lo sintió en la pelea. Cayó muy temprano, por nocaut, y se perdió el título”, apunta.

Su entrenador Martín Valdez va en la misma línea de Martínez. “Él era un niño bastante alegre, extrovertido, fue difícil controlar su comportamiento. Cuando uno alcanza la fama y gana algún dinerito, necesita preparación, y él no la tenía. Fue un poquito desordenado en ese sentido, si él hubiera sido más ordenado, hubiera llegado más lejos en el boxeo”, señala.

Pero “Cuchilla” dice que, aunque le dolió perder su título, no se preocupó demasiado: él era joven, no pasaba de 22 años, y ya iba a tener tiempo de sobra para recuperar su cetro. Era imposible imaginar que, en 2014, una bala disparada en medio de eso que en las páginas rojas de los periódicos suelen denominar “confusos hechos” iba a llevarlo al borde de la muerte, y a sacarlo del deporte.

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“En 2014, “Cuchilla” estaba reconstruyendo su carrera, teniendo algunas peleas para ver si lograba la oportunidad de volver a combatir por título del mundo, cuando desafortunadamente tuvo el accidente”, explica “Ozzie” Martínez.

Es curioso que “Ozzie” use la misma palabra que Jesús para referirse al momento en que una bala perforó la cavidad abdominal del campeón, le rozó su columna vertebral, y lo condenó a pasar medio año en un cuarto de hospital. “Accidente”, como si no llamarlo por su nombre hiciera que doliera menos. Como si, parafraseando el filósofo francés George Steiner, aquello que no se nombra dejara de existir.

El 24 de agosto de 2014, Geles estaba sentado en la sala de su casa, conversando con otras personas, cuando escuchó gritos en la calle. “Habían atracado a un familiar de un policía que estaba de civil, y él terminó discutiendo con otros policías uniformados. De pronto empezaron a corretearlo hasta su casa, lo maltrataron, hasta lo privaron, y toda la gente se les fue encima”, relata.

“Cuando escuché la bulla me paré y me fui a chismosear qué pasaba. Todo pasó muy rápido, fue un minutico no más. Los policías empezaron a disparar a lo loco, y me dieron a mí”, sentencia.

La noticia se regó: a “Cuchilla”, el boxeador, el campeón del mundo, le habían pegado un tiro. “Se registró un enfrentamiento entre la comunidad y los uniformados, que terminó con disparos al aire, los que hirieron a Geles, quien se encontraba en el lugar. El coronel Jorge Luis Ramírez, comandante de la Policía de Cartagena, aseguró que ya iniciaron las investigaciones para esclarecer estos hechos», publicó entonces Caracol Radio en su página web.

Para “Cuchilla” es imborrable lo que vivió en ese momento: el dolor intenso, la sensación de agobio, el desespero de no poder mover las piernas. Lo montaron en una moto, y a toda velocidad lo llevaron al Hospital Universitario de Cartagena. Geles no paró de dar gritos hasta que la anestesia en el quirófano hizo efecto. Cuando despertó, horas después, rompió en llanto porque no sentía nada de la cintura para abajo.

“La bala me afectó un nervio de la columna. Yo no quería hablar con nadie. Me visitaban y yo me arropaba de pies a cabeza para no hablar. Fue un momento muy duro. Lo primero que le pregunté a los médicos fue si iba a poder volver a caminar, y me decían que sí, que no me preocupara, pero yo no creía”, sostiene Geles.

Después de un tiempo, “Cuchilla” empezó a sentir dolor en sus piernas y, preocupado, le avisó al médico. Cuando el galeno lo escuchó, levantó los brazos como celebrando, como un boxeador al ganar su pelea. “Me dijo que eso era un muy buen síntoma de la recuperación. Ha sido la única vez en mi vida en que un dolor me ha alegrado tanto”.

Foto: Cortesía Jesús Geles.

Geles duró seis meses internado en el hospital, tres de ellos con la bala alojada aún dentro de su cuerpo. “Cuchilla” estuvo en estado crítico: ni siquiera podían alimentarlo porque, como el proyectil había perforado su estómago, todo lo que ingería se salía.  “Me operaron cuatro veces, me dieron dos derrames cerebrales, una pancreatitis, una peritonitis… ¡me dio hasta chinkunguña! Imagínese, dentro del hospital me picó un mosquito y también me dio esa vaina. La situación era muy complicada. Cuando me dio el primer derrame todo el mundo pensaba que me había muerto, porque yo no reaccionaba”, explica.

Pero, ¿en algún momento, Geles pensó realmente que se iba a morir? “Jamás. Nunca perdí la fe, nunca la he perdido y nunca la perderé, porque yo soy muy creyente en Dios”. El boxeador atribuye su recuperación a un milagro, a una experiencia sobrenatural que cuenta con los ojos iluminados, como si estuviera sucediendo nuevamente.

“Mucha gente no me cree, pero soñé que Dios me metió la mano en el corazón. Yo lo sentía, y mientras lo hacía me decía “ya estás salvado”. Y me salvé. Ese día cambió mi vida, después de ese sueño mi salud empezó a mejorar, y salí de la clínica a los veinticinco días”.

Sin embargo, el peleador apenas había superado el primer round, y le quedaba un largo combate. Tuvo que someterse a terapias para volver a caminar, se separó de la madre de sus tres hijas, y la poca plata que había ganado con el boxeo se acabó. “Cuchilla” era el sustento de su familia, y sin trabajo, sin saber hacer otra cosa que tirar trompadas, y con su salud aún comprometida, la pobreza y el hambre empezaron a amagar con tirarlo a la lona.

Geles ahora convive con una nueva pareja, que trabaja y lo apoya económicamente. La madre de sus hijas vela por ellas, pero no es suficiente. “A veces me prestan alguna moto y la manejo, hago de mototaxista. Un tiempo trabajé en el IDER (instituto distrital de deportes) en el área de mantenimiento, pero me sacaron. Yo solo sé boxear, y no pienso dejar morir a mis hijas de hambre”.

A “Cuchilla” todos le hablan de lo que merece por haber sido campeón mundial. Que el Gobierno debe darle una pensión, pero todavía no tiene la edad. Que por haber sido un deportista destacado el Ministerio del Deporte le puede dar un auxilio. Que el senador este y el político aquel lo van a ayudar. Lleva años esperando que la justicia falle a su favor en el proceso penal que adelanta contra el Estado por la bala que atravesó su abdomen y sus esperanzas. Al final, nunca pasa nada.

Por eso, por física necesidad, Jesús “Cuchilla” Geles tuvo que volver al boxeo, con todos los riesgos que, para él, eso implica. El cartagenero se había subido a un ensogado por última vez el 16 de mayo de 2014, tres meses antes del “accidente”. Apenas en el primer asalto, tumbó a Jhonatan Morán en una velada en Puerto Colombia, Atlántico, quedándose con la victoria.

Casi ocho años más tarde, Geles tocó la puerta de su amigo Eduardo Contreras en Bogotá, quien le consiguió una oportunidad: el combate en Melgar contra Martín Bonilla. Luego volvió a pisar el gimnasio de Martín Valdez, con tanta ilusión como lo hizo por primera vez a los catorce años, y comenzó desde ceros.  “Lo más difícil ha sido la preparación, encontrar el físico, pero prefiero seguir boxeando a que mis hijas se mueran de hambre”.

Martín Valdez lo dice sin titubeos. “Yo lo estuve entrenando, pero creo que ya él cumplió su ciclo como boxeador. Por la edad, por el tiempo que ha transcurrido. Sí él no hubiera tenido el accidente, hubiera dado para ser campeón mundial nuevamente”, sentencia.

El antiguo apoderado de Geles, Oswaldo Martínez, contradice a Valdez. “Jesús todavía está joven, todavía tiene edad para reconstruir su carrera, pero tiene que meterse de lleno en la disciplina, en el entrenamiento. Él nos muestra videos, está haciendo footing en las mañanas. Yo lo he visto en el gimnasio trabajando, y se le ven las ganas”.

Sin embargo, para Valdez, “Cuchilla” conserva las características que lo hicieron campeón mundial. “Todavía tiene la técnica y la táctica en sus movimientos. Lo que sí hay que mejorarle es su estado atlético, su estado físico. Es que necesita de una muy larga preparación”.

“Creo que maduró mucho, y después de todo lo que le ha pasado, está buscando los caminos de El Señor y lo veo bastante juicioso”, opina el periodista Carlos Hurtado.

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El gran regreso de Jesús Geles a los cuadriláteros fue el 25 de febrero de 2022 en el Hotel El Morichal de Melgar, Tolima. Los tres jueces lo vieron ganador en los seis asaltos que disputó ante Martín Bonilla, con las tarjetas marcando 60-54, 60-54 y 59-55. Sin embargo, el siguiente combate no llegaría hasta el 28 de agosto.

Chino Maidana Producciones montó una cartelera en el club El Porvenir de Quilmes, en Buenos Aires, Argentina, en la que el cartagenero sería el protagonista del combate estelar ante Laureano “Dinamita” Sciuto, de 22 años, con nueve peleas ganadas, seis por KO, y ninguna perdida. El combate se pudo ver en todo el continente a través de ESPN.

“Yo todo el tiempo he sido atrevido, y con apenas quince días de preparación me fui a Argentina a pelear con ese pelao que venía de noquear a sus rivales en el primer round. Yo le aguanté dos”, dice orgulloso.

En realidad, “Cuchilla” no tuvo ninguna oportunidad de ganar esa noche. El argentino fue superior desde el inicio de la pelea pactada a diez asaltos, y a diez segundos de que terminara el primer episodio, ya había mandado a Geles al piso con un golpe certero en el estómago.

El excampeón mundial de boxeo pide que le tiendan una mano para sostener a sus tres hijas. Sueña con tener su propio gimnasio. Foto: Lucho Anaya – PrimerTiempo.CO.

“Todo lo que vino estuvo de más ya que Geles acusó una lesión en el hombro y decidió no seguir cuando ni siquiera había comenzado el segundo asalto”, describe la crónica del portal local San Pedro Informa. “Cuchilla” cuenta la verdad: “yo me quedé en el segundo porque no me gusta que me golpeen mucho, preferí tirarme”.

Pero después de esto, Geles no tiene nada claro en su futuro cercano. Confía en que, en 2023, se le presente otra oportunidad de pelear. Esperando ese momento, las dificultades económicas le hacen conteo de protección, y desde la esquina, nadie le tiende una mano.

A él lo están invitando desde México a hacer una pelea, pero la Federación no le ha dado pase hasta que no consiga demostrar que está entrenando, y hasta que se haga todos los exámenes neurológicos y médicos que muestren que está en buenas condiciones”, revela Oswaldo Martínez.

Mientras tanto, “Cuchilla” espera. Espera como supo esperar el ataque de sus rivales para responder en el momento oportuno y con el golpe preciso. Cierra los ojos, y mientras imagina, dice que su sueño es tener un gimnasio propio, donde pueda poner su talento y su experiencia al servicio de los más jóvenes.

“Me pinto enseñándoles a los pelaos a boxear, a hacer las cosas bien y con disciplina, porque esa es la única manera de llegar lejos. Yo pude haberlo logrado, haber llegado más lejos y volver a ser campeón mundial, pero era muy niño, y me faltó madurez”, relata.

El boxeo ha sido todo para mí, y hay que tener claro que el boxeo y el deporte en general, pueden cambiar vidas para bien”. Dice que, en su vida, de lo único de lo que se arrepiente es de haber salido a la calle a chismosear el día en que recibió el disparo. “Si yo pudiera devolverme en el tiempo ni me asomaba”.

Pero cuando a uno le toca, le toca, y así como en 2010 le tocó ser campeón mundial en una pelea que no había sido preparada para él, ese fatídico día del 2014 le tocó ver de cerca a la muerte… aunque después de esquivar sus golpes, como tantas veces lo hizo con los de sus rivales sobre el ring, Jesús “Cuchilla” Geles no tiene la más mínima intención de dejarse noquear.

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En el periodismo desde 2010. Cofundador y codirector de PrimerTiempo.CO. Narrador deportivo. Contacto: luchoanaya@primertiempo.co.